Editorial

La electrofisiología clínica en Cuba

Clinical electrophysiology in Cuba

Margarita Dorantes Sánchez, Jesús Castro Hevia

Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, La Habana, Cuba

Correspondencia: Dr. Margarita Dorantes Sánchez. Email: dorantes@infomed.sld.cu

"En ciencia, toda idea tiene raíces en el pasado"

"La sabiduría de mirar atrás"

"Celebrating the past, shaping the future"

"What´s past is prologue"

Algunos, sobre todo los jóvenes, suelen olvidar cómo surgieron las cosas, cuáles fueron los cimientos y la simiente de lo actual, porque lo que hoy se vive siempre tuvo su prólogo; también sucede con la electrofisiología clínica en Cuba. Estos esfuerzos previos no deben quedar en el olvido con el paso del tiempo y bueno es que se sepa por el camino que se anduvo, el que falta por recorrer, ahora el futuro en manos de otros protagonistas.

El germen. Desde la misma fundación del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, su Director Fundador Profesor Alberto Hernández Cañero, tuvo la visión de desarrollar las distintas subespecialidades de la Cardiología de manera simultánea. Entonces se creó un departamento de electrocardiografía y vectocardiografía, donde laboraron Pablo Sánchez Fanjul y Ricardo Álvarez Alegre, se contó entonces con la colaboración generosa de ilustres electrocardiografistas y vectocardiografistas mexicanos como Enrique Cabrera y Alfonso Gaxiola, que vinieron a Cuba en tiempos muy difíciles, a repartir conocimientos. Años después se incorporó Margarita Dorantes y colaboraron expertos soviéticos en esta rama de la Cardiología. De manera modesta se abordaron tareas asistenciales, docentes e investigativas, era la época de las clases con tiza, pizarrón y diapositivas. A un tiempo se desarrollaba la electrofisiología experimental a cargo de Carmen Nieto, David García Barreto, Miguel García, Jesús Morlans, Anastasio Cabrera, Julio Álvarez y Francisco Dorticós. Como se sabe, en todo el mundo la electrofisiología experimental y la electrocardiografía clínica fueron cimiento para el desarrollo de la electrofisiología clínica, se plantearon interrogantes mutuamente, hubo algunas respuestas y más y más preguntas.

La semilla. En diciembre de 1984 se creó el Servicio de arritmias, electrofisiología y estimulación cardiaca, que dirigido por Francisco Dorticós, inició en Cuba el desarrollo de este campo de la arritmología; grupo constituido en principio por Carmen Nieto, Roberto Zayas, Joaquín Bueno, Margarita Dorantes y Miguel García. Se partió de la nada pero…se partió y …se avanzó. Con toda justicia debe señalarse el papel preponderante y decisivo de Francisco Dorticós en la creación y el desarrollo de esta subespecialidad en Cuba; gracias a su tesón, capacidad e inteligencia, fue posible el inicio de la electrofisiología clínica en nuestro país, sorteando mil obstáculos. El primer paso fue estudiar el libro de Mark Josephson, publicación de cabecera para cualquier aprendiz de estos temas: cada integrante del equipo discutía un capítulo del Josephson y entre todos los analizábamos día a día. Se fueron incorporando nuevos equipos y nuevas técnicas en el capítulo de los marcapasos tradicionales, que atendía directamente y por mucho tiempo en solitario, Joaquín Bueno. Se trabajó con equipos y dispositivos eléctrónicos cada vez más complejos, hasta llegar a los cardioversores desfibriladores automáticos implantables. En todo el mundo la cirugía de las arritmias cardiacas fue pionera en abordar su curación, lo hizo primero y lo hizo muy bien, como antesala de procedimientos que vendrían después, con menor morbilidad y mortalidad, como la fulguración por corriente directa de focos arritmogénicos (1986 en Cuba) y luego la ablación con radiofrecuencia (enero de 1996 en Cuba).

Los primeros estudios electrofisiológicos duraban siete y ocho horas, alguno de ellos hubo que terminarlos a la luz de velas por dificultades con la luz eléctrica y otros conflictos derivados de la situación especial que Cuba tuvo que vivir en diversas épocas. Eran estudios muy artísticos y académicos; la docencia era entonces con acetatos. Cuba llegó a estar muy bien posicionada en este campo en América Latina, luego vino una etapa de dificultades económicas del país y la electrofisiología clínica cubana tuvo un estancamiento temporal y se quedó atrás por un tiempo, luego de este período obscuro volvió la luz, con equipos más novedosos y abordaje de arritmias cada vez más complejas.

A los integrantes del Servicio se sumó en 1990 Jesús Castro, que resultó una valiosa incorporación para el grupo.

El árbol. Como en todos los laboratorios de electrofisiología se transitó de la era de la electrofisiología diagnóstica y pronóstica a la electrofisiología terapéutica, evadiendo el peligro de olvidar la electrofisiología y sustituirla por la electrotecnología pura, como ya había ocurrido en laboratorios extranjeros. Se entendió que no sólo interesaba la grafía de los procesos eléctricos del corazón y que al incorporar otras subespecialidades se transitaba de la electrocardiografía clásica a la electrocardiología, con la suma de los avances de la electrofisiología clínica, las ciencias básicas, los postpotenciales, el estudio Holter, las pruebas farmacológicas y de esfuerzo, la ecocardiografía, la medicina nuclear y recientemente en nuestro país la resonancia magnética nuclear y otras esferas científicas que se desarrollaban a la par. Se trataba de entender ahora el electrocardiograma en un escalón superior y se revolucionaba la electrocardiología.

La electrofisiología clínica también tuvo sus encrucijadas y hubo que revalorar sus indicaciones, a la luz del surgimiento de procedimientos curativos muy efectivos como la ablación y de dispositivos salvadores de muerte súbita como el cardioversor desfibrilador automático implantable. Entonces, más que diagnosticar, establecer pronóstico y tratar arritmias cardiacas, interesaba diagnosticar, pronosticar y tratar los sustratos arritmogénicos. La docencia era ahora con computadoras y presentaciones cada vez más elaboradas, a veces tanto que se perdían las ideas fundamentales, de lo cual se trató de escapar.

Se trabajaba en el laboratorio, con labores asistenciales, docentes e investigativas, elaboración de material docente, tutorías y asesorías de tesis de la especialidad, entrenamientos y publicaciones. A través del tiempo se concedió especial importancia a la docencia, se impartieron frecuentes cursos institucionales, talleres nacionales y varios internacionales de arritmias cardiacas (en Cuba, México, Venezuela, República Dominicana). El primero de ellos en1970, a cargo de Alberto Toruncha y Margarita Dorantes; a partir de entonces los eventos científicos se repitieron, siempre con la pretensión de que fueran dignos, dinámicos, ninguno igual al otro y con la incorporación de los cambios surgidos y el avance de los conocimientos en todo el mundo. Se tuvo la premisa de seguir la filosofía de los antiguos cuando decían: "yo no os he enseñado la verdad, sólo a amar la verdad. Nada hay más mutable que ella y el viento del espíritu sopla cada vez más alto en dirección a la verdad. Otro vendrá después de mí que os ofrezca una verdad más alta o que os alumbre el camino con un fanal más diáfano. Y si es vencerme desvanecer las dudas que yo dejo, avanzar el paso más allá de mi huella, entonces ibrindemos por quien me venza, con honor, en vosotros!"

Se crearon otros laboratorios en provincias del país y servicios de estimulación eléctrica en distintos hospitales, siempre arropados por la mater de la electrofisiología clínica cubana, el Servicio de arritmología y estimulación cardiaca del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, donde se han formado muchos especialistas que laboran en distintos centros hospitalarios cubanos e incluso quienes actualmente se desempeñan en otros países y deben sus habilidades a lo que aquí aprendieron. El Servicio resultó y es sin duda, rector de la electrofisiología clínica en Cuba.

Se han hecho registros nacionales de algunas entidades eléctricas arrítmicas, se publica y se investiga.

Los frutos. Lo demás, es actual y se conoce, jóvenes valiosos se han incorporado, recuerden ellos que quienes se inician, quienes están a mitad del camino, quienes creen que "llegaron" e incluso aquellos que arriban a su final, deben saber lo que les falta, que siempre será mucho.

Otros equipamientos de tecnología muy avanzada han llegado al laboratorio y se realizan procedimientos cada vez más complejos. Esto, aunado a la capacidad creciente de los investigadores actuales y a la colaboración desinteresada y altamente generosa de algunos electrofisiólogos extranjeros (mención especialísima de Luís Dante Barja, argentino, quien ha tenido un papel preponderante en el desarrollo de la especialidad en Cuba), hace que se avizore un futuro promisorio para la electrofisiología clínica cubana. Ninguna otra subespecialidad cardiológica ha sufrido una transformación más radical que el estudio y el tratamiento de las arritmias cardiacas y Cuba se encuentra en un fuerte proceso de continuar su avance en este campo para ir a la par con el resto del mundo, para ello cuenta con equipamiento de primera y especialistas capacitados, con la aspiración de celebrar el pasado y de formar el futuro.

Recibido: 10-01-2019

Aceptado: 24-01-2019

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